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Foto del escritorJesus Eduardo Quintero Melecio

Alucinaciones de los vaqueros

Las vacas deambulan por el pasto y a la vez levantan una nube de polvo, este valle es un infinito tapete de oro que se mueve como el mar y el aire se amontona como sus ganas de abandonar este presidio, y tal como su agotamiento, el viento se derrama en un inmenso remolino de tierra, la marcha torpe de las vacas solo va devorando y aplastando el tapiz de pasto seco, mientras su yegua solo suspira bruscamente por la rasposa sed que carga. Bladis se acerca a los corrales y acomoda la bestia que monta para que tome agua de los bebederos, las vacas abren paso al galope. Ha terminado la jornada, él ha arreado al ganado desde la Gorrina, valle adyacente al pie de las montañas, hasta la Comisaria, corral que se ubica en el centro de los pastizales de esta inmensa llanura. A 17 kilómetros, la puerta principal se está abriendo, el chofer del aparatoso troque quita el candado y empuja la oxidada puerta de barrotes para abrir el camino, el ruidoso camión trae devuelta a varios vaqueros después de su descanso de 15 días.


Cada animal cuesta más de dos años de su sueldo y al ver Bladis como se forma un horizonte de vacas queda en su pensamiento, en este rancho son más importantes las vacas que los vaqueros, pero tal, como algunas vacas salen de aquí en un camión al matadero, algunos vaqueros abandonan la vida ranchera prefiriendo entrar al cartel o intentar emigrar a Texas. Bladis lleva 42 días trabajando, está a solo 3 de lograr el mínimo y tener permiso de salir de ese paramo y volver a Muzquiz, pueblo más cercano a 4 horas por un camino de terracería, que desciende de estas tierras altas. En ese pueblo Bladis dejo su inocencia y entusiasmo, no sin antes experimentar esa cicatriz de altanería y excitación en la catadura del pueblo donde creció.


El galope de su yegua va haciendo más grande la distancia entre la comisaria y el, a esa hora que acostumbra volver al rancho el sol ya desciende entre los cerros que rodean el valle, ya no piensa nada, su cabeza esta revuelta y cansada. Por fortuna en ese momento el pasto hace más ruido al moverse que su conciencia. Justo por el camino que pasa puede ver como una camioneta desciende de un lomerío cercano, sus luces ya encendidas se opacan con el ocasional polvo lejano, pero la noche va emergiendo y el andar de la troca se hace notorio en el lóbrego cañón que baja, sabe quién y qué estaban haciendo, pero lo que siempre cuestionaba es el donde.


La pequeña casa tiene iluminadas sus ventanas y puertas, es cálida su luz que asoma, el vapor de la estufa abriga las paredes de la cocinas y algunos vaqueros ya están cenando, Bladis empuja la puerta y taconea sus pasos con las botas.

- ¿Qué hay? ¿Qué hay?

Le dice alguno de sus compañeros, pero él no responde, solo toma un plato y comienza a servirse lo que el cocinero hizo de cena. Todos en la mesa son señores, de gruesos bigotes y chamuscados rostros, los únicos de tierna cutis son Bladis y su hermanastro, quien es el que cocina.

- ¿Fuiste por lo toros a San Lorenzo en la madrugada?

- Nombre mano, el frio estaba cabrón y el pasto estaba enllelado

Respondió Bladis a la pregunta de Rigo.

- ¿Qué hay para Muzquiz, Armando?

- Pues nada, ahí andan los nietos de San Antonio, vinieron a visitar a los abuelos, pero pues los días de descanso se me terminaron y allá los deje.

Conversaban dos vaqueros mientras Bladis solo comía sin tener hambre, sin nada de qué hablar, sin provecho alguno. Pero inmediatamente se le ocurrió una solución a su disgusto, juzgar a Alfredo.

- ¿Otra vez fuiste hasta el Chichón para traer dos costales de tierra loco?

- Ahí está la tierra buena, donde crecen los encinos ahí se acumula la tierra que sirve para las plantas

- ¡Ah no mames bato! Encinos hay en todos los putos cerros, pero para que vas tan lejos al Chichón, nomás te gastas la gasolina de la troca.

Por alguna extraña razón, todos los trabajadores tenían gusto por señalar a Alfredo, juzgar lo que hace y a manera de complot exagerar sus tropiezos. Por su parte Alfredo solo se esforzaba por agradar a los demás, fingiendo ser alguien que no quería ser, buscando la aprobación de sus compañeros, pero parecía que a todos les molestaba que el patrón depositara cierta confianza en una persona tan deslucida como Alfredo.

- Esta fuerte el frió afuera

Menciona el capataz al entrar, inmediatamente se sirve la cena en un plato y se sienta junto a Bladis.

- Yo creo que ya mañana te devuelves a ayudar con la tubería para el bebedero de los toros.

Le dice el capataz a Bladis.

- ¿Pero que no dijeron ya iba a poder hacerla de vaquero? A parte ya son varios trabajando en ese pedo

- Ya volvieron los demás de Muzquiz, a ti te estamos calando y solo estabas ahí mientras Armando descansaba. Y luego no fuiste por los toros que te mandaron. ¿Así como le vamos a hacer? ¿O prefieres que te mande a limpiar las cosas del patrón como Alfredo?

Bladis no podía responder nada, ya le habían dado muchas oportunidades

- Aquí está el postre, son dos para cada uno, todavía hay café en la vasija, acábenselo.

Amado, el cocinero, colocaba una charola con numerosas empanadas y las ofrecía para todos los vaqueros y trabajadores en la mesa.


No pasaron muchos minutos para que la charola quedara vacía, para que la cocina se quedara sola mientras Amado terminaba de limpiarla. A las nueve de la noche todos ya duermen en el Rancho y se convierte en un páramo fantasma, solo el aullido de los coyotes y el murmullo lejano de una vaca somnolienta acompaña la infinidad de estrellas, la luna refleja en el marchito pastizal oscuro. Solo queda el insomne sueño de un rancho ganadero.



Amanece en un azul profundo. Con la luna todavía puesta, una terregosa camioneta acelera por el camino, un denso polvo es el rastro, va salpicando las plantas del matorral, yucas y agaves empanizados. Bladis acompaña a otros trabajadores a instalar la tubería para un bebedero, en un corral de toros, no recuerda que día es, ni la fecha, solo sabe que le faltan 2 días para poder dejar el rancho. En ese trabajo el sentía que la semanas se pasaban como horas pero un día parecía una semana. “Una semana en Muzquiz es igual a un mes en el Rancho” recuerda que su papa dice desde que él era niño.


Entre lodo y sol, varios señores llevan tubos de plomo y herramientas, uno de ellos fuma con sus agrietados labios y le da instrucciones a don Armando, quien con fuerza aprieta las tuercas, sus manos estaban ya cenizas del polvo y el esfuerzo.

-Ándale Bladis, apúrate a ponerle el empaque a la tubería, esta fuerte el sol

Le indicaban a Bladis. Lo habían puesto a preparar los tubos antes de instalarlos, sentía el que esa era la tarea más subordinada, por eso prefería ser vaquero, por que significaba andar solo por los llanos del rancho. Aquí tenía que servir a los demás y eso le irritaba.

-Ahí están estos ya listos, ponle.

-Que el Alfredo anda diciendo que lo jodes mucho, que nomás te respeta porque estas chamaco y porque eres hijo del capataz, pero ten prudencia mijo, aquí vienes a trabajar, no andar haciendo percances. Que no te acuerdas cuando el Alfredo le quería meter el cuchillo al Albertito, por que andaba con sus cosas también.

Le advertía un vaquero a Bladis.

-Ese bato se lleva pero no aguanta, él también le pone pero se hace goei, nomás por que el patrón lo quiere. Pero todos le echamos carrilla, porque nomas dice de mí el mamon.

-Déjese de cosas mijo, no se ande con cuentos como los que se avienta el patrón, si no, yo voy y le digo a su papa que lo regrese a Muzquiz, a ver que jodidos haces por allá, que aquí ya hay mucho que hacer como por andar con tonteras

A no más de dos kilómetros se veía un a familia de venados subir un cerro, no parecían tener dificultad alguna de subir por el escarpado terreno. Bladis y los trabajadores estaban acostumbrados a ver estos animales. En esas planicies y colinas, el rancho era una especie de paramo silvestre, donde los animales se dejaban ver, ya que desde hacía años no se cazaba nada. Por eso, venados, liebres, codornices y muchas clases de aves podrían ver de cerca los trabajadores del rancho. Y los vaqueros no les interesaba cazar nada, ya que la cocina siempre disponía de que comer.


Bladis recibía advertencias seguido por su altanero carácter, regularmente eso solo lo motivaba a seguir comportándose igual, como si esa fuera la forma de conseguir atención, daba lo mismo sentía el, de cualquier forma si se comportaba como le decían, era como no existir, porque simplemente obedecía y no recibía nada a cambio, al menos molestando a otros trabajadores le hablaban para llamar su atención.


El pasto se movía con el viento igual que todos los días, la música de una pequeña bocina ligeramente rompía el silencio, mecía la serenidad del valle, los trabajadores reposaban un rato después de comer el lonche que llevaban, reían y conversaban de tiempos pasados, el aire arrastraba los murmullos entre el pasto y el sol perdía fuerza, con ello bajaba la temperatura y Bladis se ponía su polvosa chamarra de mezclilla antes de terminar de subir las herramientas a la camioneta.


Llegaban de vuelta al rancho, todavía quedaba unas horas de luz, ya estaban saliendo algunos vaqueros de la cocina. Como era costumbre de algunas tardes, ya estaba puesta de red de Vóley ball, varios trabajadores manoteaban y se pasaban una pelota.

Sin terminar de bajar las cosas de la camioneta, Bladis se acerca a la improvisada cancha gritando:

-Ora vergas, que se arme la reta, no mas no me pongan con el gordo del beto que no sirve para nada.

-No la haces loco, no sabes ni arrear los toros y quieres armar el equipo.

Le contesta Alberto en el mismo tono, otro muchacho un poco mayor, pero más robusto, de piel cobriza por el sol y una barba espesa pero desalineada.


Algunos vaqueros se ponen como espectadores del juego, otros fuman sentados en troncos viejos de los robles caídos, las casas de los vaqueros ya tienen las luces encendidas y humean en su chimenea. En cada jugada, se levanta el polvo, cada tiro es un grito, un suspiro contenido a lo largo del día, porque la inmensidad del horizonte tapaba las palabras de los vaqueros, como si el paisaje tuviera la fuerza para calmar sus lenguas y limitarlos solo a hablar cuando se oscurecía. Cada golpe a la pelota era un grito a los compañeros de equipo, como si ese fuera el único pretexto que tienen para hablarse más allá de señalarse sus responsabilidades como trabajadores del rancho, por eso en los juegos de vóley ball se caía esa actuación y todos se convertían en cómplices de esa relegación de papeles, solo por ese rato se permitían expresarse por medio del bramar, porque no había vocabulario, es como un rito donde solo ahí podían sentir lo que había más allá del valle y donde nadie estaba por encima del otro. Nadie quería, pero todos estaban resignados a que el partido duraría mientras la noche y el frio no llegaran, y mutuamente en sus sonrisas todos notan esa sensación de sumisión a lo fugaz.


La madrugada ya estaba entrada, todos dormían, las estrellas del despejado cielo iluminaban tenuemente. Pasos y andares entre el pastizal se escuchaban, animales nocturnos merodeaban.


En un parpadeo, cuando Bladis abrió los ojos, estaba acostado en el pasto, se levantó en cuanto pudo y noto no poder ver el rancho por ningún lado, pudo sentir ya el nerviosismo dentro de su sangre, no sabía que pasaba ni donde estaba, quería gritar pero sentía miedo, hacía mucho frio y el paisaje adquiría un dorado tornasol ya que estaba en pleno amanecer. Empezó a caminar rápido asustado y volteando a todos lados, no podía ver a nadie en el pastizal, pero había algo diferente en la llanura, había enormes pinos que nunca había notado antes, muchos de ellos, aglomerados como en varios islotes a lo largo del paisaje, lo cual lo desconcertó más, porque sentía nunca haber estado allí. El suelo comenzó a tener pulso, este comenzó a ser más intenso y numeroso, no muy lejos comenzó a notar movimiento entre el pasto, ya podía sentir algo grande aproximarse, eran animales parecidos a venados, esbeltos con cuernos, pero de un color café pálido, como el del pastizal, eran cientos de ellos y comenzaban a pasar frente a él, no eran venados estaba seguro, él había visto muchos y aparte aquellos siempre andan en grupos pequeños. Los animales se desplegaban y corrían con gracia pero fuerza a la vez, y no solo ellos, entre ellos Bladis pudo notar siluetas distintas, varias formas más esbeltas y agiles, felinos de color pálido con manchas iban tras la manada, nada parecido al puma que había visto hacia años en la sierra con su papa. En ese relato que viva no sabía qué hacer, si quedarse quieto o agacharse.


Era de mañana, ya había vaqueros pasando, sonando las puertas, a lo lejos el ruido de camionetas y el bramar de las vacas.

- Ahí llego el patrón

Le comenta el capataz a Armando. Los dos estaban afuera de la cocina.

- Y a qué viene por estas fechas?

- Pues según trae a un amigo de él que viene de fuera, lo va a llevar a ver las pinturas de la cueva en cerro viejo

Una camioneta se acomoda afuera, levanta el aire por ser un vehículo grande. Al apagarse el motor se bajan dos hombres, vestidos con ropa de campo, pero a diferencia de los vaqueros, la de ellos lucia nueva.

- Buenas, buenas, lléguenle, como estuvo el camino Josecito?

Pregunto el capataz

- Bien, nos hicimos más de las 4 horas, nos paramos algunas veces para que Douglas viera los cañones de la entrada y tomara fotos al paisaje

Le contaba José, el actual dueño del rancho. Un hombre de ojos verdes, cabello castaño pero de aspecto colorado, teñido por el sol.

- Douglas, saluda aquí a los vaqueros, Armando y Pedro, no habla español.

“Mucho gusto” comenta el invitado de José con un acento distinto. Los vaqueros ya habían conocido a otros invitados del patrón, este no sonaba gringo pensaban ellos.

- Mucho gusto Douglas, le va a gustar mucho el rancho, está muy bonito y hay mucho que ver, Josecito lo tiene muy bien cuidado, como a su papa Don Peter le gustaba.

El invitado parecía no entender bien lo que el capataz le decía, solo asintió con la cabeza.

- Que van a ir a ver las pinturas de la cueva?

- Así es, Douglas es antropólogo, y desde hace años lo estaba invitando para que nos diga que novedad encuentra en las pinturas rupestres del cerro, aparte vamos a ir camino largo de San Lorenzo a ver los animales del pastizal

- Ah mire, que bueno que se echen la vuelta…...Pues ya quedo la tubería patrón, fueron varios días de trabajo, pero ya no les va a hacer falta agua a los toros. Me encargue de organizar a los huercos para que ese asunto quedara y lo viera usted ya listo.

- Ah muy bien. Antes de irnos, vamos a pasar por unas cosas aquí a la casa, unos equipos para las casas de campaña, ya sabes que cuando vengo me gusta acampar al menos un día.

- José hombre, teniendo tan buen caserón que le dejo su papa aquí en pleno rancho, prefiere irse a batallar al monte y a sufrir fríos

Se reía José del comentario y le contesta algo al capataz volteando a ver a Armando. Douglas no podía estar en la conversación así que volteaba a otro lado para ver el rancho. En ese momento va saliendo Bladis de la cocina, intenta no tener contacto directo con el patrón, y baja la mirada.

-Bladis, qué onda?

A Bladis no le queda de otra que acercarse a corresponder el saludo de José.

- Que rollo patrón, como esta?

- Bien, tu qué onda ¿que ya le sabes a vaquerear? me da gusto, que bueno que te devolviste al Rancho, la cosa esta pesada en Muzquiz, hace como dos semanas mataron a tres muchachos en una balacera, supiste? No los conocías?

- Pues no eran amigos míos pero si los ubicaba, estuvo gacho, uno de esos tenía rato ofreciéndome repartir cristal, pero nombre, de donde.

- Estuvo muy feo la verdad. Tu no conoces las pinturas verdad?

Le pregunto Jose a Bladis.

-No oiga, no he subido a la alto de cerro viejo, ahí en lo bajito nada más he andado, una vez baje una vaca y un becerro de allá

-Ah pues vente con nosotros paras que conozcas, nomás hay que ver si tu papa te deja

El capataz voltea a ver a Bladis y después a José y comenta

- Pues usted sabe patrón, si le sirve de algo llévelo, yo me lo iba a llevar a desparasitar las vacas del corral de la Noria

- Pues traite una botella de agua, vamos a pasar aquí a la casa por unas cosas


Ya arriba de la camioneta los tres se van a la casa. Entre el tamborileo de la terracería comentaban

- Qué onda Bladis, que te ha parecido el libro que te preste, si lo has leído?

- Pues ya me había prestado otro, este último que medio ahí a veces lo leo, esta perro pero no le entiendo, habla que hace muchos años, había mamuts por acá y hacia más frio, que según la tierra se congelo por algo así que se alejó mucho el sol, cuando me conto del libro usted, pensé que era de dinosaurios, de los que me platico la otra vez, pensé que era de la historia de los dinosaurios que encuentran para allá en Rincón Colorado.

- Ah mira Bladis, es que se supone que la órbita de la tierra cambia cada tantos miles de años, ósea que le da vueltas más grandes al sol, entonces en ciertos periodos el sol queda más lejos y la tierra tiene un clima más frio, y también los animales cambian, el libro trata de los animales que había hace miles de años por acá de Coahuila y Texas, y de como el hombre llego en la última era glaciar.

- Pues como el libro está en ingles casi no le entiendo, pero esta chingon

- De hecho Douglas es antropólogo y lo traje a ver las pinturas, él le sabe a esas cosas de como los humanos nómadas llegaron a México

- Que es antropólogo?

- Son los que estudian al humano, su historia, su cultura, todo

Douglas solo levanto su mano y volteo a ver de reojo a Bladis, como asintiendo lo que decía Jose

-Bladis, no te gustaría estudiar algo así? termina la prepa y yo te acomodo en la universidad de Saltillo o Monterrey

-Pues estaría chingon patrón, pero no le sé a las matemáticas, los profes no enseñan, aparte yo quiero trabajar, no estarle pidiendo dinero a mi papa

Bladis, hacía cuatro años que no pisaba un plantel educativo, se peleaba con frecuencia y la última vez lo corrieron por fumar en repetidas ocasiones dentro del salón.


Al llegar se bajaron los tres, la casa de José era muy distinta a las cabañas de los vaqueros, era de un ladrillo cobrizo y teja oscura, fina, tenía un aspecto de casa de campo rustica, con tres grandes fresnos que soltaban sus hojas secas al correr el viento. Al abrir la puerta Bladis noto lo espaciosa que era, muebles vintage y con un olor a madera, grandes alfombras y una chimenea.

-Bladis, ahí en ese cuarto debe haber unas sillas plegables, traitelas.


Bladis entra al otro cuarto, hay un comedor grande, con sillas acojinadas, las cortinas con flores brillaban por la luz que recibían, noto que la alacena tenía una bonita vajilla, de esas que no se usan, solo son decorativas. Vio las sillas plegables a un lado de un amplio sillón reclinable, se aproximó a tomarlas

-Que se te perdió aquí?

Era Alfredo, le hablaba a Bladis desde otra habitación, algo así como un estudio, donde había un estante con muchos libros, un gran escritorio con una lampara antigua, le llamo la atención a Bladis el rifle que estaba enmarcado y por encima las cabezas de un venado con grandes cuernos y de un jabalí, de esos trofeos que posan en la pared.

- Voy a ir con el patrón a las pinturas de cerro viejo, venimos por unas cosas, tu que te andarás robando?

- Cual? Si el me mando a mí a que le tuviera las cosas listas para su ida al cerro, a que te lleva si yo lo voy a acompañar, trae a un amigo de él, que es de fuera y tu nomas vas a ir a dar lata

Jose y Douglas iban bajando por las escaleras con un maletín

- Esta es la maleta Alfredo, verdad?

- Si, ahí le puse ya todo lo que me encargo

- ¿Patrón, y esas cabezas?

Pregunto Bladis

- Son trofeos que mi papa cazo alguna vez, cuando recién llego a México estando joven, le gustaba la cacería y venía por que alguna vez tuvo el deseo de cazar un Jaguar

- ¿Y si lo caso?

- No, ya no quiso hacerlo, pero mira, te voy a enseñar algo

Todos pasaron al estudio, sobre una mesa, junto a un globo terráqueo tomo una vértebra muy grande, y se el mostro:

- ¿De qué crees que es Bladis?

- No pues, parece de esas torones viejos y grandes cuando se pierden para morirse solos en el cerro

- Si parece eh, pero si te fijas bien es diferente. Es una vértebra de mastodonte

- ¿De esos que son como mamuts?

- Ándale, parecidos

- A la madre y de donde lo saco?

- Se lo hayo mi papa, cuando recién llego al rancho, hace como 40 años, pero se encontró casi el animal completo en huesos

- Donde oiga?

- Aquí, a medio camino del rancho, en algo así como una salera. En ese entonces, por ahí le gustaba ir a tirarle a los venados y conejos, porque ahí decía que tenía muy buena vista por lo plano del terreno, y había una piedra donde apoyaba su rifle para apuntar, pero un día, uno de los vaqueros que lo acompañaba se dio cuenta que no era una piedra, entonces se trajo a varios con palas y encontraron que la piedra era está vertebra, y había más de estas, algunas costillas y otros huesos, junto a ellas un cráneo muy grande y raro, con unas muelas enormes y terregosas, pero distinguibles, y dos cuernos como de por ahí de los dos metros. Los vaqueros decían que era una vaca, que para que andaban desenterrándola, mi papa en esos días se trajo a unos maestros de la universidad de Nuevo León cuando apenas empezaba, y vieron que era otro de los primeros registros de mastodonte en el noreste de México


Procedieron a subir unas cuantas cosas a la camioneta y los cuatro entraron en el vehículo. Iban levantando polvo por el camino rodeado de pastizal, el rancho quedaba más lejos, y las montañas más cerca, montañas áridas, llenas de peñascos rojizos

- Look Douglas, there is a group of quails

En varias ocasiones se detuvieron a ver algunas cosas interesantes, codornices, venados, coyotes. El invitado Douglas parecía gustarle la facilidad de ver a los animales en los terrenos del rancho. Mientras subían por el camino, en algunas ocasiones se bajaron a ver el paisaje desértico y las plantas suculentas que crecen en las rocas, Douglas tomaba muchas fotografías

- Patrón, allá para los encinos, cerca del Chichón me tocó ver una osa con el osito, a lo mejor estuviera bueno fueran para allá a verlos

Le comentaba Alfredo a José. Bladis no podía integrarse a la conversación, se cohibía un poco teniendo a Alfredo ahí, ya que se imaginaba que Alfredo estaba muy agarrado de la gracia del patrón.


Justo en una curva había un parche con numerosos y gruesos pinos, algunos de ellos se veían desquebrajar. José se detuvo para mostrarle a Douglas. Cuando lo hicieron, ellos dos tuvieron una conversación en inglés, por lo cual Alfredo y Bladis se aislaron un poco de ellos

- Bien a gusto tu no? Te sientes protegido con el patrón, porque cuando no está vales verga

Bladis buscaba provocarle disgusto a Alfredo, no le gustaba verlo en confianza. Alfredo no supo cómo evadir la agresión de ese malintencionado comentario, así que en su cara se pudo ver como Bladis logro lo que buscaba.

- Que te importa a ti loco, yo tengo más de 10 años trabajando en el rancho, tu duras unos meses y te pierdes, no más te dejan volver a entrar porque tu papa es el capataz

Bladis se reía viendo a los ojos a Alfredo, se tomaba a juego su respuesta, parecía estar buscando con que otra cosa molestarlo.

- Que paso con los toros que no fuiste antier? dijeron que se fueron muy lejos

Alfredo intentaba llevar la conversación a otra forma. Justo en eso llamo José para subir a la camioneta de nuevo.


- ¿y vieron a los osos en los pinos como dice Alfredo?

Ya estando en marcha en la camioneta Bladis le preguntaba a José en tono de burla

- No Bladis, no más le quería enseñar y platicar a Douglas que esos pinos son remanentes de grandes bosques que hubo aquí hace miles de años, estos pinos que hay en la punta de los cerros de aquí son como refugios de bosque que quedaron rodeados de puro desierto. Eso también dice el libro que te preste

- Aah si, como que me acuerdo

Unos minutos después José comenzaba a detener la camioneta.

- Pensé que estaba más lejos

Comenta Bladis al grupo. Alfredo se pone a bajar unas cuantas cosas. Jose y Douglas exploran los alrededores.


Se lograba ver lo grande del valle desde aquella vista, era un mar de pastizal lo que separaba la sierra en la que estaban de la otra que se veía a la distancia, desde hace un rato habían empezado a caminar, habían pasado por una pinada, de esas con árboles gruesos y antiguos que contaba José, caminaban ligero, sin muchas cosas ya que no estaba muy lejos la camioneta. José parecía llevar al grupo, era quien ya había ido antes a la cueva aquella, incluso llevado a otros invitados, le gustaba mostrar lo que le rancho tenia, aparte de las vacas, en el camino él era un intérprete ambiental, iba contándole en ingles a Douglas de las plantas, las rocas y el valle a Douglas, y claro, hacia sus pausas en español para hablarle de lo mismo a Bladis y Alfredo. Bladis entre esas historias recordaba como algunos vaqueros mencionaban que el patrón tenía ideas y aficiones raras y sin negocio, porque según todo se lo heredaron, él no se había ganado las cosas, él no había tenido la urgencia de ganar dinero, pero otros vaqueros, entre ellos Alfredo, mencionan que el patrón es una persona de mucha lectura, que ha sabido manejar el rancho.

- El ganado lo tenemos recorriendo las grandes extensiones del valle, pastando lentamente a lo largo del año, como lo hacían los bisonte y berrendos antes de que se extinguieran, así le dan tiempo de que la vegetación se regenera naturalmente

Menciona José

- En tu día de descanso deberías salir a ver que te encuentras en los cañones y cerros del rancho Bladis

- Nombre, ese día la paso en la casa, lavando la ropa y whatsapeando con los compas cuando llega el internet

- A lo mejor te encuentras algo interesante en el monte Bladis

- Pues termino cansado de la semana, y pues que le voy a andar viendo al monte, si toda la semana me la paso moviendo las vacas en el pastizal, los cerros me quedan lejos como para andar queriendo subir.


Iban subiendo a un lugar rocoso, donde era resbaloso subir por las piedras y tierra suelta, un paisaje ventoso y de piedra gris, aunque aún faltaba bastante para llegar a lo alto de la sierra, pero ahí estaba a unos 300 metros, la cueva esa de la que contaban en el rancho. De un aspecto quebradizo y lúgubre para Bladis, muy amplia la entrada y se veía oscuro hacia adentro. José les comentaba:

- Hace como 8 años vinieron los del INAH, y les di permiso que se llevaran algunas cosas, instrumentos de barro, puntas de flecha, algunas cosas como collares, petates e incluso huesos

- Y no los habrán vendido patrón? a lo mejor valían un feria esas cosas, son reliquias pues

- Nombre Bladis, no valen ni para el museo, se los llevan para archivarlos, de otra forma alguien que pase puede romperlos nomas de gusto

Ya estaban en la entrada, Douglas se quedaba atrás por que tomaba fotos, veía con detalle las piedras y el camino para llegar al lugar

- ¿Y aquí que tribu vivía o qué?

Preguntaba Bladis

- Pues no era uno, pasaban muchas por el valle, ninguna se queda, acuérdate que el calor y el frio están bien fuertes como para vivir a la intemperie, lo que me comentaban los del INAH y me ha tocado leer, es que estas cuevas eran como casas temporales, aunque también se me hace que aquí se metían a dormir osos y leones manchados de esos que se extinguieron, los del INAH incluso se llevaron un cráneo de algo con dientes grandes

Entraron a la cueva, Bladis continuaba, lo intrigaba la curiosidad por meterse en lo oscuro, no pasaron unos 20 metros y vio que ya no había más, con la lámpara de su celular veía que la cueva era más un cuarto sin una pared

- Ah no manches pensaba que íbamos a llegar al fondo de la sierra por un hoyo, pero aquí termina luego luego

Los demás no habían avanzado tanto y veían la pared, Bladis se acercó para ver en que se habían entretenido, él no lograba distinguir veía palitos y círculos, algunas bolas raras.

- ¿Qué es eso o qué?

- Son las pinturas rupestres estas Bladis

- Ah mira, pero que esta dibujado o qué? No les hayo forma

- Pueden ser muchas cosas, relatar una historia, un código ceremonial, un mapa, o simples rayones de alguien

- Pues sí parecen los rayones que dice patrón

Douglas no los veía con el detenimiento que Bladis esperaba, se acercaba a alguno, pero si tomaba muchas fotos y esta vez, pegaba una regla adherente que traía, hizo esto en varias figuras marcadas en la pared

- Patrón, pregúntele a Douglas que dicen las pinturas?

Jose tuvo una pequeña conversación con Douglas mientras observaban y señalaban algunos detalles de las pinturas, Bladis se sentó en una roca grande, volteando hacia la vista del valle, reían un poco ese par, pero ni Bladis ni Alfredo podían saber por qué. Un aire polvoroso se dejaba venir.

- Pues Douglas dice que no puede saberlo exactamente así con solo verlo, ocuparía sentarse con las fotografías y compararlos con otros que ha visto, pero me comenta que se parecen a otras pinturas rupestres e incluso petroglifos del norte de México y sur de EUA

- ¿Pues qué no que el compa iba saber?

- No lo puedo saber exactamente así fácil, pero me dice que las hicieron estos grupos nómadas que deambulaban por el desierto, pero todavía no puede saber qué mensaje querían plasmar. Algunos de estos grupos ni siquiera desarrollaron un lenguaje hablado, entonces pensaban de forma muy distinta, y lo que expresaban en la piedra puede ser algo totalmente diferente a lo que nosotros hablantes pensaríamos.


Bajaron después de estar un rato viendo y conversando de las pinturas. En el regreso a la camioneta no hablaron mucho porque el camino estaba suelto y debían tener cuidado, si acaso se advertían de obstáculos para evitar accidentes. Casi a la hora llegaron a la camioneta, a la sombra de unos pinos y encinos.

- Hasta calor me dio, esta buena la subidita

Mencionaba Bladis mientras se tallaba la cara. José buscaba y movía unas cosas que estaban dentro de la camioneta, en eso saco una pequeña hielera, le paso un bote de cerveza humedo a Bladis

- Patrón, que rifado ¿no hay pedo? La regla es que en el rancho no se puede tomar

- Pero hoy no estás trabajando Bladis, nomás nos vamos a quitar el calor de la bajada con unas dos cervezas

- Aay no sabe lo que se me antoja, me hizo el día

Todos abrieron un bote de cerveza y dejaron ir un fuerte trago. Todos parecieron suspirar justo después de eso, incluso sus pupilas dilataban.

- Oiga patrón, me ha comentado mi papa que hace años si podían llevar cerveza al rancho, y que eso servía para pasar el mes y medio de trabajo obligado antes del descanso

- Pues sí, tuvimos que poner esa regla, fue lo mejor, el alcohol entre los vaqueros es pesado

- ¿Pero por qué? ¿Qué paso?

- Pues no me gusta pero te voy a contar. Hace como 13 años trabajaban aquí dos hermanos arreglando las trocas del rancho, don Pancho y Fabián, obstinados y trabajadores, medio renegado Don pancho, hacían las cosas bien pero siempre andaban peleando entre ellos, yo pensaba que veían al rancho como una cárcel, parecía que siempre estaban esperando el día que les tocaba sus semanas de descanso. En ese tiempo no teníamos la regla de prohibir el alcohol a los vaqueros, entonces todos los días tomaban después de trabajar, no se puede tener una cantina así en esta deriva, todos los vaqueros se callan y guardan muchas cosas, y el alcohol lubricaba sus fricciones y reniegos entre ellos mismos. Yo estaba morro, tendría unos 27 o 28 años, todavía andaba estudiando mi segunda carrera y cuando iba al rancho me divertía platicar con un que otro que anduviera tomado, pero siempre note que a mi papa no le gustaba, cuando llegaba todos escondían la cerveza y se apaciguaban

- Ya me imagino a mi apa tirando el bote, ni pedo es el bato

- El caso es que en varias ocasiones todo eso que se guardaban algunos vaqueros salía furicamente en esos días cuando sentían pesada la monotonía, y lo buscaban aligerar con alcohol, cosa que terminaban agarrándose a golpes, fuerte

Douglas solo tomaba su cerveza con una cara que parecía buscar entender algo de lo que contaba José, Bladis se reía un poco y Alfredo miraba seriamente

- Pues que le diré Patrón, esas cosas igualmente pasan sin la cerveza, aquí mis ojos, el Alfredo, le han de haber dicho, intento enterrarle el cuchillo al Beto

Bladis se rio después del comentario, Alfredo se quedó serio con su cerveza en la mano

- Pues si Bladis, es difícil, pero eso es tema que ya hablé con Alfredo y Beto, y lo arreglamos. Pero bueno, el caso es que después de varias veces que paso lo que te contaba, mi papa prohibió la entrada de alcohol a los vaqueros, aun así después de eso, algunos todavía a escondidas metían. Una noche, en una de las cabañas don Pancho y Fabián estaban tomando, y pues una cosa llevo a la otra, creo que el problema fue que Fabián se había equivocado de refacciones y su hermano simple le refería que él lo había metido a trabajar al rancho, Don pancho saco una pistola y mato ahí mismo a Fabián. No era tan tarde, así que mi papa y otros vaqueros fueron a ver que paso. Don Pancho salió hirviendo en desesperación de la casa, entre lámparas y poca luz gritaba y apuntaba a todos con la pistola, parecía que quería irse de ahí, pero como, en que, Muzquiz está lejísimos como para irse corriendo, mi papa temía que le disparara a alguien más, algunos le decían con clemencia que se calmara, otros con coraje le insultaban, en eso don Pancho se pone la pistola en la cabeza, ahí ya todos se asustaron todavía más, estaba tembloroso con la pistola en la barbilla pero la bajo y se tiro a sentarse en un banco, y empezó a llorar, en eso corrieron todos los vaqueros, algunos patearon el arma, algunos patearon a don Pancho, mi papa ahí mismo tuvo que quitar a empujones a algunos vaqueros que están madreando a don pancho, cuando logro quitárselos, varios de ellos no paraban de gritarle y algunos que otro riéndose de él, el hombre solo estaba tirado, golpeado y llorando. Esa misma madrugada se llevaron a don Pancho al penal, donde le mencionaron a mi papa que tenía antecedentes de violencia intrafamiliar y que dos de sus hijos habían sido asesinados y vinculados con los Zetas

- A poco así paso? a mí me contaron que ese Pancho mato a otro dos con un hacha y que después se colgó en el roble que está afuera de la cocina

- Nombre, no sé por qué inventan y juegan con algo tan fuerte, a mi papa eso lo marco, ya no andaba bien, pero desde ese día se enfermó de la presión


En esas conversaciones en español Douglas se entretuvo un poco viendo las fotografías de las pinturas. Por un rato la conversación prosiguió a como los abuelos de José adquirieron el rancho, Alfredo y José comentaron experiencias de don Peter y de cómo era un señor con ideas de conservar los animales y plantas del rancho, que su sueño era ver lobos y bisontes viviendo de nuevo en el pastizal. Después volvieron a conversar de las pinturas rupestres, por lo que Douglas busco comentar algo.

- Douglas quiere que les diga que las pinturas estas tienen algunas cosas interesantes, que apenas se puede notar, pero algunos signos se pueden asociar a la cultura Nahua, hay algunas espirales que asemejan al símbolo del agua, huellas que podrían señalar la gran peregrinación y símbolos que señalan la isla de donde se cree que venían

- ¿Y qué isla es esa o qué?

- Pues es una idea mítica, según los Nahuas venían migrando desde el norte y era descendientes de los habitantes de Aztlán, existe la idea de que esta isla estuvo en el norte del mar atlántico y hay relatos de que esta isla fue a lo que le llaman la Atlántida

- ¿Hay una película de eso no?

- Pues es todo un mito, hay petroglifos y pinturas rupestres en América, Europa y África similares, los cuales podría pensarse que hablan de descendientes de atlantes que peregrinaron y se expandieron por distintos continentes. Acá en México se ha creído que los nahuas son parte de estos descendientes, vinieron del norte, se fueron instalando en varias regiones y un pueblo de ellos termino formando los aztecas, quienes fundaron la ciudad de Tenochtitlán. Pero son ideas que podrían ser ya muy inventadas, en un ocasión vi un documental donde mencionan que esa isla pudo haber sido naves en el cielo, que parecían una flotante, según estas guiaban a los grupos nómadas con señales de luz desde el cielo, como si fueran constelaciones de estrellas.


El calor que traían ya se había aligerado, a los minutos de platica Bladis agarraba más confianza para soltarse.

- Y Alfredo siempre tira barra de que su mama es kilopu

- Son Kikapu, ¿por qué no le crees a Alfredo?

- Ahí siempre les anda diciendo a los vaqueros nuevos para quedar bien, pero que rollo Alfredo como esta ese pedo, cuéntame bien

Alfredo dejo de hablar desde que Bladis se había relajado, después de ese comentario ya se veía irritado, pero comento:

- Yo me crie en una comunidad de indios en un refugio, vivíamos en casas rodantes, a mi jefa le daban una pensión de gobierno por ser india. De hecho varios tíos que tengo años sin verlos, abrieron varios casinos kikpaus, les fue bien

- Chale mano, y por qué a ti no te dejaron ni ser mesero en los casinos?

- Yo me tuve que salir del grupo porque mis tíos tuvieron varios hijos, y el gobierno solo daba poquitas pensiones. Mis tíos no dejaron que mi mama me registrara y pues desde chamaco me tuve que salir para trabajar

Bladis soltó una carcajada

- Eso si te creemos Alfredo. Chale bato, y llegaste al rancho y nadie te quiere tampoco

José ya no le pudo prestar una mirada amable a Bladis. Alfredo por un momento parecía que explotaría, se volteo a otro lado, y se contuvo

- Al rato también vas a decir que tu papa era shaman atlante


Un rato después ya iban bajando rumbo al rancho, por la empedrado bajada Bladis seguía hablando y soltando bromas pesadas o cometarios desubicados, José ya no respondía afablemente, Douglas iba solo viendo por la ventana y Alfredo solo iba callado con una mirada pesada. Aun el sol estaba fuerte, restaba algo de tarde, en una polvadera la camioneta dejo a Bladis y Alfredo en el rancho, la camioneta siguió rumbo a San Lorenzo.


Bladis tenía un sueño profundo, acostumbraba a dormir bien. Pero esa noche, sentía su cuerpo caer, un aire helado lo ventilaba, fuerte, como si estuviera cayendo. Abrió los ojos, no sabía dónde estaba exactamente, pero veía como el suelo se alejaba hacia arriba, no sabía si caía rumbo al cielo. No podía gritar, no podía ver sus propias manos porque sentía que no podía moverse, pero a la vez no sentía su cuerpo, como si hubiera perdido su percepción corpórea. Parecía ser atraído por la gravedad de las estrellas. El rancho quedaba cada más arriba de él y pronto lo perdía de vista entre la oscuridad. Experimentaba estar suspendido, ya muy lejos del suelo, entre pocas nubes, pero en la distancia noto algo raro, una masa gigante que levitaba, no entendía si las luces provenían de la masa o si eran las mismas estrellas que rodeaban, al caer más hacia el cielo comenzó a notar estructuras sobre la masa, estructuras que se movían, que deprespendían luz propia, parecía como si este objeto colosal fuera una isla, una isla que deambulaba en el oscuro cielo camuflada entre las estrellas.



Hacía calor por el fuerte sol de la tarde y aparte las ollas hervían, la cocina tenía un fuerte bochorno pero Amado preparaba varias cosas a la vez, unas albóndigas para cuando llegaran los vaqueros a la comida de medio día, y también la masa para unas donas y galletas que quería tener listas en la noche. Un aire fuerte azoto la puerta y el polvo golpeaba la lámina.

- Qué onda carnalito ¿Qué vas a hacer de comida? Ya mañana me toca salir, dos semanas, va a ver una peda buena

Bladis zarandea el hombro de Amado.

- Como eres castroso hombre, sácate

- Sigues encabronado por lo del otro día, ya suelta eso hombre, no seas mamon, ni porque me metía a los putasos por ti cuando estábamos en la peni

- Tu suelta eso ya, eso ya fue

- Carnal me estaba acordando do todas las pendejadas que pasamos. Al Raul lo sacaron a los dos días y a nosotros ahí nos dejaron. Cuando nos soltaron así repentinamente, apenas la libramos esa vez, estaba fuerte y helado el llovidon que nos pegó en el camino a Muzquiz, de no ser por la troca de sicarios o polleros que nos dio raite, ahí en el camino nos hubiéramos muerto

- No, no me acuerdo. Oye hace rato el Rigo me andaba preguntando por ti, hace como una hora

- Neta? Voy a ir al roble donde agarra la señal, a ver si me ha enviado mensaje

- ¿Para qué te quiere?

- A es que también sale mañana el, y quiere que lo invite a la peda que te digo, pero él ya está peludo para esas cosas


Tapándose la cara y dejando azotar la puerta Bladis salió de la cocina, el polvo levantaba, se puso al lado del tronco de un roble de ramas torcidas, las pocas hojas secas que le quedaban se le estaban desprendiendo, saco su celular y tenía mensaje de Rigo, “bato ala 4 van a pasar los camaradas para ke estes listo” “igual donde mismo quieren yegar en la madrugada a la linea”


Con la mezclilla empolvada y las manos cenizas estaban sentados en la mesa, Rigo venia llegando con algunas herramientas en las manos y con el perro border que siempre lo seguía. Amado puso su plato, se sirvió en un vaso de cristal el agua amarillenta que tenían en la jarra.

- Que pedo Rigo, si va a jalar el tractor o ya de plano no sirve?

- No, yo creo que ahora si ya va tener que comprar un eje nuevo el patrón, este ya le hemos hecho varias composturas y no queda bien

- Iralo, el ingeniero ya dijo, suelten los billetes

- Pues ya está muy gastado ese

- ¿Era mecánico antes verdad?

- Simón, tuve un taller varios años, antes de entrarle al rancho

Otros vaqueros ya habían terminado de comer y estaban también escuchando la conversación

- Amadito, no te hiciste un postre ahora?

- Ah sí, ahí en la charola con un trapo encima están las primeras donas que salen, tráetelas

Uno de los hombres se levantó de la mesa y paso a la cocina para y traer la charola, Rigo siguió hablando con Amado mientras seguía comiendo

- Y a ti que te gusta cocinar, me imagino que aprendiste en un restaurante

- Ojala, ahí estuviera trabajando, aprendí cocina en la peni, ahí me tuvieron encerrado casi un año, pero me gusto aprender a hornear pan

- Ah sí, ya me se ese mitote, te metieron por que a ti y al Bladis los agarraron con cristal o perico

- Cual? Cual? Al Bladis y a otro compa que se llama Raúl les hallaron mota, y de pura chingadera ahí andaba con él en una fiesta que me invito

- Hijuela chingada fuiste a dar al bote por una pendejada del Bladis y de otro baboso, y qué onda tu hermano no aprendió algo o agarro seriedad en la peni?

- Ese bato no le haya sabor a nada

- Mira nada más, aparte de eso, también cuentan que él te quiere poner una pastelería en Muzquiz, que porque ese es tu sueño. Y dice el Bladis que él la va administrar y tú vas a ser en panadero encargado

- Bueno fuera, pero no ha podido ni juntar feria para la troca guanga que le vende un tío

- Ya le dije yo, que le consigo una chocolate, más barata, y si se anima hasta robada, casi regalada se la consigo

- No le meta ideas que ese amigo no agarra talento por más cosas que le pasan

- Esta bueno, ah y si te gusta la cocina, porque no chambeas en algún restaurante de Muzquiz?

- Pues mi apa nos dice que es mejor que trabajemos en el rancho, que así no estamos allá agarrando malas mañas


Cada vaquero lavo su plato, Amado limpio la mesa, Rigo tomo las herramientas y se fue con el perro aun lado rumbo al tejaban donde guardaban la maquinaria del rancho. Todos volvieron a terminar la jornada. La cocina y el rancho se queda silencioso después de la comida, todos reposan la comida caminando de nuevo por las brechas o por el pastizal, arreando vacas, arreando armatostes o maquinas, todos quedan se callan de nuevo hasta en la noche que se reencuentran.


El capataz entro de golpe a la cabaña:

- Bladis, que no me escuchaste, ya vámonos, que se nos haga noche en el regreso

- Ya estuvo bueno hoy apa, ya jalonee muchas vacas, ya me habías dicho que ahora si ya no me iban a poner a hacer otra cosa que no fuera vaquerear

- Déjate de chingaderas hombre, di que te conseguí volver a meterte a trabajar y sales con estas cosas

- No apa, la neta nel, aquí me voy a quedar, nadie se va dar cuenta, me voa dormir, estoy bien lleno de la comida

- Pues mas no puedo hacer por ti, ahí quédate si quieres

Unos 20 minutos después de que se fue el capataz, Bladis salió del cuarto con una mochila, le acomodo la silla a la yegua y tomo camino rumbo a la comisaria, a lo largo del valle, a los kilómetros se veía ese corral viejo.


Los dos hombres ya andan colorados de andar por el sol, el camino aún no se acababa, habían pasado un tramo de pastizal, luego por un matorral con nopales, agaves y mezquites y empezaban a subir una loma con uno que otro encino.

-Mira Douglas ahí andan

José le señalaba un grupo pájaros que brincaban de encino en encino, parecían andar juntos y comunicarse con estridentes sonidos, algunos más grandes y rechonchos que otros, pero todos andaban cerca, con sus plumas azules y parches negros. Douglas aprovechaba esos breves instantes que se quedaban quietos sobre las ramas para tomarles fotos, como si por un momento estas aves atisbaran a la cámara, se dieran cuentan que son observadas, para después soltar ese graznido que parecía advertir a sus congéneres la presencia de José y Douglas, y saltar aleteando al siguiente encino

- Les pareció interesante Alfredo y al Muchacho aquel ver las pinturas? Note que les comentaste más de lo que yo te dije

- Les comente del mito de los Nahuas y de la Atlántida

- ¿De la peregrinación y de los fundadores de Tenochtitlan?

- Un poco de eso

- Pues todo eso son ideas del principios del siglo XX, nunca hubo documentos o evidencias tangibles para constar esa historia, más bien es como un relato simplemente

- Es probable, pero creo que lo imaginativo de ese relato puede alimentar mas el entusiasmo de Alfredo y Bladis, más de lo haría la posible historia que dicen las evidencias científicas

- Pero eso para qué? Así decides contratar a los vaqueros?

- Yo no los contrato, lo hace una secretaria que está en la oficina de Muzquiz, ya el capataz de cada rancho decide a que candidato agarra

- Entonces para que les comentas algo de lo que posiblemente nunca estarás seguro?

- Pues intento platicarles de algo, cuando puedo busco ofréceles algo más que un trabajo

- Es algo bueno de tu parte, que les hables de tus intereses personales

- He visto y escuchado tantas cosas con las personas que han trabajado en el rancho, me gustaría despertar su capacidad de asombro

- No te comprometas con eso, ellos vienen a trabajar, y eso es lo que buscan

- Si lo sé Douglas. Al principio, cuando recién mi padre murió y empecé a administrar los ranchos, me comprometía mucho con buscar ofrecerles algo a los vaqueros más allá de un trabajo, porque con lo poco que hablan, me daba cuenta que regularmente vienen de familias disfuncionales, y no se interesan por algo más allá del trabajo, y es que algunos de ellos han pasado por vidas muy difíciles

- Posiblemente su propia vida los orillo a eso José, no es de voluntad propia, no es algo que tú puedas arreglar de alguna forma

- Ya sé. La mayoría solo tiene la educación secundaria, y sus aspiraciones son trabajar a los ranchos, irse a Estados Unidos de ilegales o entrar a los carteles de la mafia. Pero aun así, pienso que de algo les puede servir, que pudieran sentir las historias que soplan en el polvo de este desierto


Como media hora tardo Bladis en llegar a la comisaria, noto que estaba la misma águila de siempre en el molino viejo, ya solo quedaba un parte del viejo establo ese, un techo seco y quebradizo, y el bebedero de las vacas estaba podrida, hasta un animal peludo estaba flotando inerte en el agua. Cuando estaba llegando Bladis pudo notar a lo lejos el rastro de polvo de un vehículo, varias nubes densas sombreaban por algún rato el valle pero el sol todavía estaba fuerte. A los poco minutos llego una camioneta, una no muy nueva, se veía gastada, dos personas venían. Se bajó el chofer, un hombre bigotón, con lentes oscuros y una cachucha vieja.

- Como esta mijo?

- Se vinieron por San Lorenzo verdad?

- Si, entramos por ahí

- No vieron otra camioneta, ahí anda el patrón del rancho

- Si la vimos, pero no vimos a nadie, se me hizo raro

- De seguro se metieron al monte, no creo que le extrañe al patrón, ya lo tengo bien piloteado, aparte es raro pero de vez en cuando ronda algún desbalagado por estos caminos

- Pues qué onda, en esa mochila lo traes mijo?

- Así es, lo que se dijo, pura perrona, y le puse varios tostones de una mota que conecte de la sierra de Durango, de esa que siembran ahí ya pegado con Sinaloa, para ver si a tu gente de allá les interesa

- No pues vamos viendo, primero hay que llegar y está lejos el tramo

- Mientras traiga buena gasolina no tiene pierde, en la loma del cráter es donde agarra el celular, acuérdese bien de la plática que tuvimos en el palenque

- tu estas arreglado con Rigo, verdad?

- Sí, yo y el ya estamos apalabrados, yo me traigo la mochilita de su conecte de Muzquiz, pero yo le comente de esta brecha, termina conectando con un camino que llega hasta San Antonio, sin pasar por Piedras Negras

- Pues sale mijo, no vamos a jalar ya para llegar luego, ahí le comentamos con Rigo como nos fue

- Ándele ya quedamos

El atardecer estaba pleno, Bladis volvía al rancho en la mula, en la distancia por un camino se venía acercando un caballo, un vortex de zopilotes se mecía en lo alto y la mula suspiraba. Poco a poco como que iba distinguiendo el porte del jinete, pero con el chiflido que le lanzaban pudo saber que era Armando, venia de otro corral.

- Que andas haciendo por acá Bladis?

- No pues estaba enfadado en la casa y salí aquí a echarme un cigarro en la mula, a ver si me encuentro a los toros de San Lorenzo que andan perdidos

- ¿Que no andaban tu papa y tu desparasitando a los becerros?

- Ah sí, fuimos en la mañana pero ya fue, ya le ayude mucho con eso

- Mira tú que cabron. Oye, consígueme otra USB con películas, ya vi todas de la que me prestaste, y pues ya ahorita en la noche que llegamos, no hayo que hacer

En eso Bladis pudo notar que Armando traía en la otra mano su pachita de alcohol

- Epa mijo, ya te vi que traes el pomo, que estas tomando?

- A pues ya te la sabes, un traguito de un mezcal que me manda mi hijo de Guanajuato, es para que no me pegue el frio de aquí en lo que llego a la casa

- Mira que shingon, le voy a decir al patrón que andas pisteando, a ver, rolame un llegue y no le digo

- Mmmm puro pedir tu hombre, pero no arrimas nada o te la vives sordo

Armando le paso a Bladis de lo que tomaba

- Ah no mames, esta madre está bien fuerte, pero esta bueno eh, de Oaxaca dices que te lo trajeron?

Bladis le pega un respingo a la mula y salen a galope dejando polvo. Gritando y riendo levemente Armando alborota a su caballo y se ponen a seguirlo. Apenas un resplandor azulado queda, y las montañas sombreadas junto con algunos nubarrones tapan la poca luz de sol que busca llegar al valle.


Rigo, el capataz y otros vaqueros estaban jugando baraja en una mesa afuera de la cocina. Ya era de noche y el foco atrae a numerosos insectos a la luz. A esa hora grillos y chicharras suenan. EL perro border de Rigo se levanta porque algo a lo lejos llama su atención, pone su mirada fija a lo lejos

- Ira ve loco

Rigo le muestra al capataz una fotografía de su celular

- Mi muchacha mira, ya hace cuadros más bonitos y elaborados, así en bastidor y toda la cosa, ese cuadro se lo regalo a mi ama, encantada esta la doña, allá lo tiene colgado en la sala

- No pues sí, ya pinta mejor la canija, como le hizo?

- Ya de tanto estar con lo mismo. Y luego desde que entro a la prepa, les dan un taller donde aprendió más de lo que ya le sabía. Va a ser pintora mi hija

- Ahora la presumes, pero bien que hace un año te quejabas de que estaban bien caras las pinturas esas que te pedía

- Ah no, pues si están bien caras, pero pues para eso estoy chambeando macizo, para que ella se vaya a Monterrey a estudiar eso así bien, de carrera

- No será muy alcahueta eso Rigo? Que quieres que haga de grande? Que pinte rótulos?

- Estas igual tu que mi vieja, se enoja por que la plebe prefiere estar en la casa pintando que salir con las amigas a las fiestas, diciendole que busque agarrar novio. No, no, no yo le digo, ahí déjala mejor

- Hazle caso a tu vieja Rigo, de pura chingadera no te dejo cuando traías el problemita aquel, cuando tuviste que cerrar el taller, te ha aguantado muchas tu mujer

- Cual hombre? Si yo soy el que las mantiene y les da lo que pidan, aparte que me dices tú, si tienes un chamaco en cada pueblo, y a todos de a huevo te los quieres traer a trabajar al rancho, no sabes de otra

- Ah mijo, para que veas, yo les enseño a mis plebes a hacerse hombres y saber lo que es trabajar, no que anden sin negocio y anden de ociosos agarrando mañas

EL juego de cartas siguió por un rato, después los caminos del rancho se vaciaron en la oscuridad, todos habían entrado ya para acostarse en sus distanciadas casas.



Bladis entra de golpe, Amado bruscamente se voltea en la cama

- Te la estabas jalando verdad?

- Donde vergas andabas? Mi apa me tuvo que llevar a mí a desparasitar las vacas porque según tu no sé qué chingados tenias

- Rifado viejón, gracias por ese jale

- Cual gracias? Mi jale es en la cocina, no andar haciendo tu pinche chamba, donde vergas andabas?

- El patrón me mando a buscar los toros esos que andan perdidos, y pues él es el bueno, a lo mejor y así nos da una chamba mejor. Aparte se me hizo noche porque me quede mensajeando con la Gloria y fumando un cigarrillo. Voy a coger macizo mañana que llegue a Muzquiz, y tu loco? A pura pinche puñeta

- No seas mamon, esa morra nomas te trae de su pendejo, ahí nomás te habla para que le pagues el pisto y la cena cada que andas en Muzquiz

- Ay viejo, quisieras, a esta ya la tengo apalabrada para casarnos, y si fuera como dices ni pedo, tu ni eso agarras, cuando vas a Muzquiz ahí te la pasas con mi nana valiendo verga, te tengo que sacar yo

- Nombre, para tus salidas entre malacopas y gente malilla, prefiero quedarme cuidando a mi nana


Los pocos murmullos que salían de las cabañas cesaron, la luz cálida de las ventanas ya no se veía a lo lejos. El sueño caía, el cuarto quedaba oscuro por el alumbrar del cielo frio. Podía escuchar cómo se apagaba un motor, una puerta cerrarse de golpe y unos pasos terregosos. Fuertes golpes hacen vibrar la pared. De nuevo, azotan la puerta, parecían patadas. Amado y Bladis todavía con el sueño encima se voltean a ver con miradas desconcertadas. Bladis se para mirando a la puerta, pensando que fue una vaca o algún animal que ya se fue, pero vuelven a golpear la puerta con saña. De nuevo voltea a ver a Amado en lo oscuro del cuarto. Extrañado y asustado Bladis se asoma por la ventana, lo encandila las luces de una camioneta, alcanza a reconocer que es la camioneta de Jose, por un momento se desconcertó, porque estaría el patrón tocando así a estas horas si se suponía que andaría en el monte

- Es el patrón we

- Y que quiere ahorita, me asusta tocando así

- No sé, voy a ver que quiere

Aún con el temor de que pudiera venir a decirle el patrón, abre la puerta. Afuera esta la camioneta, con las luces encendidas, pero apagada. Hay dos personas, pero por la luz solo ve la sombra, la sombra de hombres con rifles de asalto, puede notar que no los reconoce, ya le están apuntando, Bladis se queda pasmado.

- Hay alguien más ahí contigo? Dime la verdad si no quieres que te mochemos la cabeza vivo

Esa voz sofocada traumo la catadura de Bladis, asintió con la cabeza sin decir nada

- Súbete a la camioneta

Con la punta del rifle azotando su cabeza lo subieron a la camioneta, otro hombre armado estaba arriba, a los segundos subieron a la fuerza a Amado con la nariz sangrando. Los dos quedaron en el asiento trasero junto a un hombre armado y el copiloto también apuntando, quien les dijo

- Ya valieron verga mijos


La camioneta avanzo, Amado y Bladis solo tenían su mirada baja, totalmente hispidos, no vieron a donde los llevaban no querían ver, imaginaban que los iban a llevar lejos, pero a los minutos pararon de nuevo

- Bajen a estos pendejos ahí con los otros

A punta de golpes y empujones casi arrastraron a ambos, pudo notar el olor a madera al entrar, los pasaron por una puerta, ahí ya no estaba oscuro, estaba una lámpara encendida sobre el escritorio, había otros tres hombres armados, con ropa sucia pero con un semblante infame, hincados también estaban Rigo, Jose y el hombre de bigote al que le había dado la mochila Bladis en la tarde, quienes al parecer habían sido lastimados, tenían las caras hinchadas y marcas de golpes. Amado y Bladis se entumieron de asombro.

- A ver plebones, estamos aquí investigando quien está organizando este negocio que se traen, no le pueden entrar así nomas a estas cosas, hay que pedir permiso antes. Así que ocupo que me digan la verdad de cómo están arreglados, entre más rápido me digan decidimos a quien nos llevamos y los demás aquí se quedan. Sienten a los morros con una calentadita

EL líder de los hombres armados menciono esto, inmediatamente se acercaron y con las cachas de las armas o las duras botas tumbaron a golpes a Bladis y Amado, aun es suelo pateaban directamente sus caras

- No mame oiga, espérense ya

Unos cuantos cachazos más interrumpieron a Bladis pero siguió

- Yo traje de Muzquiz el perico y la mota, yo se lo di al compa ese

- Eso ya me dijeron, por eso fui por ti para que roces también, lo que no entiendo es por qué este patrón se mete en negocios chuecos teniendo tanta vaca

Justo después de decir esto el hombre le da una patada a Jose en el costado

- Esperece oiga, deje al patrón, él no sabía que pedo

- Ah no? y por qué nos lo topamos viniendo detrás de este otro cabron bigotudo, traía otro gringo con él, pero a ese ya lo quebramos por correr, a mí se me hace que era de la DEA

Bladis se le queda viendo al sicario, no sabe que decir, evade su mirada a los ojos por un breve instante

- ¿Es cierto que este Rigo te tiene amenazado, para que le traigas su mierda de Muzquiz? Yo con gusto lo mato si te anda metiendo en estos pedos

Cuando voltea Bladis, Rigo lo está viendo a los ojos, con una mirada leve él le asiente

- Si oiga, él me obliga a traerle el perico, que si no me va a mandar matar

Le contesta Bladis al sicario

Amado estaba enmudecido con lágrimas en la cara, José se quejaba del dolor en el suelo, la luz cálida caía sobre los trofeos

- Ahí está oiga, eso quería, ya lo escucho del morro, yo le metí miedo, para evitar que me agarraren a mí con el perico en el reten del camino. Así que chingame a mi

Le comento Rigo al supuesto líder de los sicarios

- Que hijo de tu puta madre no? metes al morro este en tus mamadas. Pues aquí fue ya para usted compa, no podemos dejar que alguien más se meta en nuestra ruta, y pues tuviste la mala suerte de dar con ella

Este hombre de botas militares y mirada amenazante, le pidió el rifle a uno de sus compañeros, le quito el seguro, y sin empuñárselo en el hombro, puso el cañón en la frente de Rigo. Lo va matar ahí, en el rustico estudio del padre de Jose, frente a los demás

- No oiga, espérese. Él no es el bueno el aquí, él no me tiene amenazado, yo le pedí que me conectara con la raza de Muzquiz para moverla, la ruta esta yo ya la conocía, lléveme a mí

- O que la verga, y tu como diste con la ruta? Desde hace rato la estamos trabajando nosotros

- Deje le digo oiga, pero ya déjese de cosas. Yo hace como tres años me avente un jale con otro compa, ya había trabajado aquí en el rancho y conocía los caminos que atraviesan el valle. Cuando deje el rancho, un compa y yo nos aventuramos a buscar pasada para pasar droga a Texas, y si dimos. Ya cuando volví a trabajar de vaquero, me anime a jugármela pero nada más pasando la ruta a alguien mas

- Mira, ya salió el peine, ya sabemos quién es el metiche, ibas a dejar que matara aquí al Rigo, siendo que él se la estaba jugando por ti

- No oiga, por eso le estoy diciendo, el Rigo tiene familia, yo nomas soy un pendejo que no haya como jugarsela

- Hasta valiente sales no? Pues entonces será a ti a quien nos llevaremos. Como se llama tu compa aquel con el que diste con la ruta?

- Ya no vive acá oiga

- Nomás contentasme, si no te quiebro aquí mismo

- Se llama Raúl Estrada

- Ah la verga, yo creo que no hay pedo si no te matamos a ti, el Roy se ha de acordar de ti, despues le vamos a contar

Rigo asustado no dejaba de ver a Bladis

- Pero de todas formas las cosas no se pueden quedar así, yo me tengo que llevar a alguien, este patrón que tienen pues es alguien influyente y no lo podemos levantar así nomás, y con la putisa que le arrimamos yo creo que ya se va a poner más trucha. Este otro morro miado pues nomas está aquí por andar con quien no debe, y este otro, no sé como pero conoce al Roy. Pues, este cabron que llevaba la droga se van con nosotros junto con el Rigo, por conectarte con la raza e Muzquiz, lo siento por su familia


Los sicarios se llevaron a los dos hombres que menciono su líder, se fueron en dos camionetas y se llevaron también la de José. El interrogatorio lo habían hecho discretamente para que no alborotar al rancho, en la casa de Jose, la que quedaba más retirada. Las camionetas con su faros altos encendidos abandonaron el rancho rumbo a San Lorenzo, caminos que conectan con otros valles, caminos viejos que se pierden entre el desierto.


Al día siguiente Bladis estaba en Muzquiz como lo había estado esperando con ansias los últimos días.


Amado se estaba quedando dormido, sentía el fuerte calor, sofocante, pero estaba agotado, casi estaba cabeceando

- Aliviánese carnalito, ya están los plebes haciendo masa?

Bladis zarandea el hombro de Amado.

- Ah we, como chingas, ya la prepare yo, ellos están horneando

- Esta fuerte el pinche calorcito en este local, pero ya mañana vienen a hacernos el presupuesto para instalar el aire acondicionado

- Qué bueno porque si esta jodido el calor de Muzuiz en estos días. Bladis, esos pays déjalos, no les metas el dedo, si quieres tragar algo agarra las sobras que quedan en el refri de atrás

Bladis tenía la cara metida en un gran refrigerados que estaba junto a la recepción.

- No mames, es que estos se ven bien buenos

- Pues porque son los que salen para la venta

- Ten, te lo voy a pagar

- No mames, fueran chingaderas que no. Oye para mañana a qué horas debe de estar el pastelote que te pidieron

- Para mañana antes de las 3, de paro, debe de estar listo, porque es para la piñata del niño del Roy

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