Camino lentamente, un lugar deshabitado, sigo, en silencio total, entre arbustos y polvo, exploto gravemente en una ola de combustión y suelo, en una onomatopeya muda. No soy nada, mi frustración no se compara con la expectativa del medio. Me limpio mi sudor con mi propia compasión y lagrimas, sano mis heridas con mis mismas lastimas.
Que me dice mi mente:
“No importa lo ajeno, si no las dimensiones de tus propios pasos”.
Gravemente cuestiono la definición y moldura en la que me he desarrollado, no se si juzgar a esta o a mi mismo del resultado que logro desarrollar, no se si soy yo mismo o la suma de muchas condiciones. Tal vez esta sea la primera limitante con la que me encuentro en mi vida. Es contradictorio, entonces por qué no se a quien juzgar, soy yo el culpable de esta ausencia?. Mi sueño no importa, el delirio no me dejaría dormir, mi mente pesa mucho, como siempre. No importa nada, solo quiero tener respuestas a estas cuestiones, quiero convertirme en la imagen de mis expectativas, no quiero tener limitante.
Explote, soy millones de partículas, flotan, no hay recipiente que logre embonar en su amorfa estructura, estoy sin sentido aparente, la naturaleza estocástica del viento me llevara kilómetros sin rumbo por esta enorme planicie polvorienta, entre matorrales y arbustos, todos feos e incómodos. Mi detonante fue la falta de fuego que encendiera la mecha. De la nada, entre el mudo viento, de la imagen quieta, del alborote de las plantas y el azul del despejado cielo, y del suelo que suave y violentamente se desliza, de la inexpresiva ambientación, con una velocidad exponencial, en una inoportuna y repentina estampida, un contundente grito de mi desgarrada garganta azota y perturba lo gris de la imagen en un empalagante morado/verde.
Y así es, no existe cosa tal, nuestras ilusiones no siempre depende de nuestros esfuerzos, hay fuerzas próximas que pueden trastornar del todo los propósitos, el ser no vive preparado para lo que en realidad puede ser, vive a la deriva pensando tener control alguno. La carreta te arrastra, creo que tal vez es mejor me arrastre o tal vez sería peor soltarme. Mientras mi hermoso traje de gala se descose y rompe por la fricción con el pedregoso suelo, yo, aguado como un trapo inanimado, pero tieso como hierro en mis pensamientos, pienso en el propósito de esto, un sol aplacante fríe mis ojos, pero no hay estimulación, no hay respuesta.
Finalmente, pieza tras pieza, la carreta se desarma, poco a poco se desviste de su armazón, primero la tela de su techo, el armazón de su estructura, clavos y tornillos se van quedando atrás junto con el polvo, tablas de madera se despellejan del transporte antiguo, como una avalancha poco a poco va perdiendo sus dimensiones, no le tienen piedad ni cura a su desmembramiento, termina por ceder, solo un par de llantas a una velocidad nada constante arrastran el cuerpo que soy. Tambalean y rechinan dos círculos enmarcados, entre piedras y suelo áspero, el peso de mi cuerpo termina siendo demasiado para estas, los simples arbustos las detienen, de golpe se detienen, se quedan sin moverse ni un solo milímetro mas, se hacen polvo o aserrín, como combustión de emoción, la caída de una esperanza por una granada, como una torre colapsada…..
No existe cosa alguna, todo depende de la experiencia, te ries, lloras, pelas y creas. Una planta no está hecha para alimentar, una planta no está hecha para fotosintetizar, una planta no está hecha para crecer, una planta no está hecha para marchitar. La planta es o no es si estoy ahí para percibirla, si no, ella nunca existió.
Tirado, sudado y sucio, me levanto y sacudo me traje de gala, con mirada ausente de emociones volteo a todos lados. Y, de una, el tiempo pasa aceleradamente, una enorme cantidad de polvo rápidamente sacude mi traje y los arbustos, el sol y la luna en segundos se ceden e intercambian el turno de voltearme a ver, la noche y el día se convierten en solo un momento, las ramas toman follaje, otras mueren y caen, todo en instantes, mi pelo y bello fácil crecen con rapidez, mi piel se tosta por el sol, mi traje de gala se deteriora y pierde su negro elegante, soy una estatua que no es decorativa, si no solo una roca que experimenta lo que es no conocer el significado de la palabra tiempo. MI ausente presencia experimenta la transformación del paisaje, miles de veces el sol y la luna salen y vuelven a caer, el panorama se transforma en segundos, las estrellas desfilan una y otras vez a manera de pantalla oblicua, en una imagen de tres dimensiones por el cielo, las nubes son fugaces formas inquietas, llegan, salen, entran, tienen un comportamiento hiperactivo, arbustos crecen, arboles envejecen, engordan de tanto ego y perfección, todo en 3 segundos, mi posición es firme, miran la nada, muerto o en letargo o una hibernación milenaria, simplemente soy parte del medio físico no vivo del fugaz ecosistema. La eclosión del huevo podría simular como de un desierto todo cambia a una selva lluviosa y vuelve convertirse en una playa, un fases perceptibles y apreciables en su estacional y precoz trastorno, un mismo asteroide altera toda la atmósfera, unas montañas y volcanes en minutos inducen la formación de nuevos paisajes y la erosión inmediatamente barrea su altura. Yo, en un capullo imaginario, estirado de pie, con ciertas ramas secas y líquenes adheridos a mi rostro me convertí en la inmortalidad de lo no material.
Mis pies son ventilados, una masa caliente atenta con mi tibia temperatura, algo húmedo toca mi espinilla, por primera vez en 29 segundos que percibo yo que pasaron deslizo mis globos oculares que rechinan por la fricción, se habían convertido en una galleta antigua, un enorme criatura acorazada me examinaba por medio de su olfato, un enorme armadillo me veía con sus longevos ojos directamente, le pregunte que si donde estábamos, me comento que donde yo quisiera, me sorprendió que entendiera su respuesta, me dijo también que mi olor le parecía de la más fresca hierva que ha comido, las bandas de su caparazón tenían una enorme red de jeroglíficos, complejos mensajes que no entendía, “por lo que veo tienes que moverte ya” comento, con suma facilidad adopte otra posición, me dijo que me llevaría al lugar mas sencillo del universo, que no había falta tener un enorme red nerviosa para estar cómodo a donde me llevaría, su caparazón se abrió como por medio del paralelo deslizamiento de sus bandas, una cama de agua amarilla se descubrió, “sambullete” me indico, lo hice inmediatamente, mi cuerpo se acomodo solo, mi cabeza sobresalía por encima de su lomo, mis piernas por su abdomen y mis manos brotaban de la punta de su larga y dura cola. Se traslado unos cuantos kilómetros, llegamos a la entrada una enorme cavidad oscura, me dijo ”esta es la última vez que estarás aquí, quieres decir o hacer algo antes de jamás volver a estar en este continente?”, no conteste, el aire corría, movía hierbas, mientras nos sumergíamos en la oscuridad de la madriguera más tenue se convertía el sonido del exterior y mas evidente se oía el ruido de las pisadas de mi edentado compañero, el deslizamiento de su patas producía un ruidos particular que cada vez abarcaba más de la sonora de la cueva, estábamos descendiendo cada vez más, se percibía un cambio en el aire que respiraba, era abosluto la inperturbacion del lugar pero aun solo veía oscuriodad y sentía como me trasladaba dentro del animal, hay vamos metiéndonos asía las profundidades…………..
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